Jesús Mosquera, el español de Toy boy: "Buenos Aires me ha ganado el corazón" (2025)

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Llegó a Buenos Aires con un objetivo concreto: probarse como actor de teatro en una plaza que le era ajena. Armó su valija, se embarcó hacia lo desconocido y mal no le fue: Jesús Mosquera (30) la rompe noche a noche sobre las tablas del Multitabarís, en la calle Corrientes, en la comedia Somos nosotros, junto a Sofía Pachano, Denise Dumas, Gastón Soffritti y Lionel Arostegui. El español, oriundo de Málaga, es conocido internacionalmente por su protagónico en Toy boy, la serie española que causó furor en la pandemia, y aquí en la Argentina también tiene sus seguidores. “¿Cómo me recibió Buenos Aires? Increíble, con los brazos muy abiertos. Nunca antes había venido a la Argentina y lo loco es que siento que tengo una conexión con este país que me sorprende. Nunca me he sentido fuera de lugar desde que llegué y toda la gente es muy amable, cariñosa y respetuosa conmigo”, arranca Jesús.

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-¿Dónde estabas viviendo hasta que llegaste?

-En Madrid, que tiene ciertas semejanzas con Buenos Aires. Todos los lugares tienen su encanto y que compartamos el idioma ayuda mucho. Lo mismo que vengamos de antepasados que nos unen. Eso ayuda a que tengamos una energía similar.

-Vayamos al inicio. ¿Dónde te criaste?

-En Fuengirola, al sur de Málaga. Tiene 86 mil habitantes en temporada y en verano puede llegar a doblar la población. Mi papá es gallego, de muy joven se fue a Bilbao con su familia, mi mamá es de Madrid y allí se conocieron cuando mi padre fue a hacer el servicio militar. Cuando se casaron, se mudaron a Málaga y allí nacimos con mi hermana, Cristina. Ella es dos años mayor que yo y está estudiando trabajo social y trabaja en Zara home.

-¿Hay otros artistas en tu familia?

-No, ¡yo! Mi padre, José Luis, es albañil y mi madre, María del Carmen, limpiadora de casas. El otro día me llamó y me contó que se está por jubilar. Somos una familia muy trabajadora. Nunca nos ha faltado nada ni hemos pasado penurias pero mis papás jamás han parado de trabajar porque tenían dos hijos y no era fácil. Mi padre vivió un muy buen momento con la construcción en España a fines de los 90 y luego en 2008 hubo una crisis brutal. El valor del trabajo nos lo han inculcado a mí y a mí hermana desde muy chicos.

-Jugabas al fútbol hasta que te dedicaste a actuar. ¿Cómo se dio?

-Arranqué a jugar al fútbol a los cuatro años. Al principio, en el colegio a nivel escolar contra otros colegios. Había una selección de los mejores jugadores de cada colegio, que aparte jugaban los sábados y domingos contra otros pueblos. A los siete años, me eligieron para la selección de Fuengirola y me federé. Empecé ahí y me fue muy bien. Jugaba de defensa central, era mi pasión y, según los que saben, me destacaba.

-¿Cuándo fichaste para ser profesional?

-Había un torneo muy importante en España y jugué ahí, en Brunette, que es donde juegan los 20 equipos que están en Primera división ese año. Firmé en el Málaga con un compañero de Fuengirola y viajábamos tres veces a la semana para entrenar y jugar. Fui a la Selección andaluza y hasta los 16 años jugué en el Málaga. Luego, pasé al Atlético de Bilbao, que dicen es la mejor cantera de España y tal vez del mundo. Allí me mudé para jugar y terminar el secundario.

-¿Y luego fuiste a la universidad?

-Quería estudiar Ciencia del Deporte pero sabía que en la universidad pública estaba solo en Granada, Victoria o Cádiz. Pero yo estaba en Bilbao y el fútbol ya no era un juego. Tenía muchas presiones y responsabilidades. No podía ir a ninguna de esas tres universidades, entonces me gustaban mucho las Matemáticas y decidí meterme en Economía. Me iba muy bien en el fútbol, me cambiaron los horarios de entrenamiento y era imposible con todo. Estaba agotado y por eso dejé la universidad.

-¿Y qué hiciste?

-Dejé Economía y luego hice un grado superior de Deportes, en un instituto. Fueron dos años y los completé. A la par, seguí jugando al fútbol hasta los 24 años y hasta ese momento, no se me cruzaba por la cabeza actuar. Dentro de las actividades deportivas, hacíamos zancudos y algunas cositas artísticas pero no mucho más.

-¿Cuándo te picó el bichito de la actuación?

-No me picó, ¡me lo picaron! Cuando terminé con las prácticas del grado superior en Deportes y estaba pensando hacia dónde dirigirme, estaba en un gimnasio entrenando y llegaron a hacer un casting para la serie de Toy boy. Es una historia muy loca.

-¿Cómo se dio?

-Justo estaba en mis dos semanas de vacaciones en el equipo de Málaga donde estaba jugando y yo estaba viviendo con dos amigos del colegio, a siete cuadras de la casa de mis padres. De hecho, la mayoría de los días iba a comer con mis papás. Resulta que uno de mis amigos nos comentó que iban a ir al gimnasio a hacer un casting para una serie y fuimos a entrenar pero resulta que ese día no apareció nadie.

-¿De verdad?

-Era miércoles, no fue nadie y el viernes, cuando estaba entrenando, llegó la chica del casting. Nadie la esperaba y de casualidad estaba ahí. Fue en agosto de 2017. Me grabaron ahí en el gimnasio un video y no me pareció serio. Pero qué se yo, lo hice y me fui. A las dos semanas, me llamaron y me dijeron que iban a llegar desde Madrid unas personas para hacerme el casting y conocerme. En ese momento, estaba de novio, se lo conté a mi pareja y ella me dijo: “Tienes que ir; hazlo”.

-¿Hiciste la prueba?

-Sí pero fue gracias a Alba, mi ex pareja, que me insistió porque yo tenía más ganas de ir a la playa que a un casting en ese día libre. Cuando entré, tuve una entrevista grabada de una hora y luego tuve que hacer un juego de teatralización. Al final, me dijeron que estaban buscando dos personajes y que a mí me iban a dar el de Hugo, que es el que hice en Toy boy.

-¿Ahí te lo comunicaron?

-Sí. Me contaron que iba a ser una serie para Antena 3 y que yo sería el protagonista. Me quedé helado. “No te preocupes, vamos a leer una separata”, me dijeron y nos pusimos a leer unos diálogos. Me pidieron que lo aprenda y que vuelva a la tarde. “No puedo, tengo a mi novia afuera, nos vamos a la playa”, les expliqué y ellas mismas salieron a hablar con Alba y a comentarles la importancia del proyecto que se venía. “Nosotras nos volvemos mañana a Madrid y necesitamos trabajar más contigo”, me dijeron. Fue una locura todo.

-¿Qué te cruzaba por la cabeza?

-No entendía nada. A la tarde volví, nos pusimos a trabajar y cada dos semanas, ellas venían a Málaga y hacíamos un nuevo casting. Así desde agosto hasta diciembre. Pasé siete pruebas y me confirmaron el protagónico. Pero en el fútbol no contaba nada. Solo lo sabían mi familia y mis amigos. El 9 de enero de 2018 me llamaron y me dijeron que me tenía que mudar a Madrid a comenzar el rodaje. “Tenemos que empezar ya”, me dijeron y nos quedaban solo nueve meses para empezar a filmar. Todo ese tiempo fue de preparación, ensayos y pre producción. El 8 de septiembre de 2018 empezamos a rodar y terminamos en mayo de 2019 la primera temporada. La segunda fue un año después de la pandemia.

-¿Dejaste el fútbol?

-Sí. Quise probar la experiencia de actuar y, si no me iba bien, sabía que podía volver a ese equipo o a otro de una categoría similar. Tenía 24 años y en seis u ocho años como máximo eso se iba a terminar. Justo estaba en una etapa de transición en el fútbol y me arriesgué. Con mi novia ahí tuve bastante problemas porque no era de la industria del cine y cada vez que le contaba lo que me iba pasando, ella pensaba que la estaba engañando o que le ocultaba información. Aparte a mí me iban dando de a poco la data: en el primer casting me dijeron que iba a hacer de camarero y recién me enteré de que iba a ser un stripper a los cinco meses.

-Ah, ¿no fue de entrada?

-No, me lo contaron con el tiempo. Y como no sabía bailar, pensé que no iba a poder hacerlo. Cuando a los cinco meses me lo confirmaron y se lo conté a mi ex, ella pensó que yo ya lo sabía y que se lo había ocultado todo ese tiempo. En entendible porque si hubiera sido al revés, yo también hubiera pensado que ella me engañaba o mentía. Estuve nueve meses en Madrid trabajando y al tercero de que me mudé, nos separamos porque era insostenible la situación.

-¿Te cambió la vida?

-Sí, a nivel profesional y personal. Grabábamos en discotecas, restaurantes, playas, lugares públicos y la gente se detenía por la calle a mirar cómo grabábamos. “Ese es el protagonista”, comentaban y cuando iba a algún lugar, me reconocían antes de que la serie saliera al aire. En los diarios, salía que el protagonista de Toy boy era malagueño y que no se dedicaba a la actuación, entonces ahí me fui haciendo conocido. Se estrenó por Antena 3 en prime time y luego en Netflix.

-¿En lo personal te modificó mucho?

-Sí, un montón. Pasé de vivir en Málaga a Madrid y de jugar al fútbol a dedicarme a la actuación. He abierto y destapado una parte imaginaria y creativa que tenía adormecida en el deporte, en el que no me cuestionaba nada. Mi mente se abrió a nuevas inquietudes y curiosidades y a tener otra perspectiva de la vida y los vínculos. El corazón se me ha expandido porque he conectado con la música, con el baile, con mi cuerpo. Dar este paso al vacío ha sido gratificante y sumamente positivo.

-¿Tu familia cómo vivió tus cambios?

-Siempre me han apoyado en todo lo que he decidido. Tengo mucha suerte de tener la familia que tengo y si bien a posteriori fue positiva mi apuesta, al comienzo no fue sencillo dejar 20 años de fútbol por algo que no sabíamos qué podía resultar. Lo primordial para ellos era verme feliz.

-¿Fuiste a boliches con strippers para ver y componer al tuyo?

-Sí, fuimos a varios. En la serie no hacíamos bailes de strippers, como se suele hacer en los clubs. Querían algo más limpio, para una cadena abierta y la narrativa de la serie no era al baile sino todo lo que nos llevaba a bailar. Los problemas económicos se resolvían bailando aunque no nos gustaba cómo nos trataban porque éramos el objeto. Era muy diferente a los clubs que fuimos; en la serie el trasfondo era otro.

-¿Tuviste que prepararte mucho físicamente?

-Sí. Para la primera temporada, fueron nueve meses de preparación y luego ocho meses durante el rodaje, que seguíamos en evolución. Tuve que ganar mucha masa muscular para dar el perfil de stripper pero como en el baile era mucho cardio, quemábamos lo que subíamos. La dieta era comer muy equilibrado pero muchas calorías para compensar el entrenamiento y ganar masa muscular.

-¿Alguien del público te avanzó?

-Sí. No me quiero quedar con eso pero en muchos momentos, la gente se ha confundido. ¡Pero soy un actor, no el personaje que mostré en la serie! Por la calle, más de uno se ha pensado que soy Hugo el stripper y que te traten así es fuerte. Encima cuando no eres esa persona, te choca mucho más. He vivido momentos de mucha incomodidad, pero quedaron como una anécdota. Prefiero quedarme con el público que me mira como actor y que me valora como persona también.

-¿Después de Toy boy qué llegó?

-Me metí a estudiar en una escuela de interpretación, pero llegó la pandemia y se cortó. Luego, cuando se reabrió todo, retomé la escuela de actuación, hice la segunda temporada de Toy boy y luego viajé a Italia a actuar en la serie Il grande gioco. Fueron seis meses de rodaje y salió por Sky. Y luego me vine a Buenos Aires por la obra Somos nosotros.

-¿Cómo se dio la convocatoria para venir a la Argentina?

-Con mi agencia de representación también tenemos una agencia de comunicación y márketing que son argentinos, entonces se dio el puente. Juan, uno de los integrantes, es muy amigo de Javier Furgang, el productor de la obra, y le comentó que estaban buscando a un actor de tales características. Se dio todo muy natural. Me mandaron el libreto, me encantó cuando lo leí y fue muy sencillo. Algo me decía que tenía que hacerlo. Con Sofi Pachano somos una pareja en la obra y ella me dice que está sintiendo cosas por otra persona pero no sabe cómo transitarlo. Ese cuestionamiento replantea los acuerdos.

-¿Hasta cuándo estarás en Buenos Aires?

-En principio, tengo billete de vuelta a España para Navidad pero no sé. Si la obra funciona bien, hay posibilidad de continuar en enero. No se sabe aún. Estoy súper feliz en Buenos Aires, me han recibido maravillosamente bien y me encantaría seguir aprendiendo y explorando un poco más aquí. Si hace cinco meses me hubieras dicho que me vendría a Buenos Aires a trabajar, te hubiera dicho que estabas loco. La vida siempre me sorprende y quiero vivir esta experiencia al máximo. No sé qué otras oportunidades puedan salirme en Argentina u otro lugar. Este país me encanta, me siento muy a gusto y me llevo amistades. Estoy creando vínculos muy bonitos y sé que voy a volver a futuro. Dejo la puerta abierta porque Argentina me ha ganado el corazón.

-¿Cómo estás en lo sentimental?

-Soltero. Me vine solo de España. Corté con mi ex (la actriz Esmeralda Pimentel) hace unos tres meses. Acabo de pasar por una ruptura y sigo sanando. Ha sido un amor muy importante para mí y estoy en transición. Venir aquí ha sido un punto de inflexión en mi vida personal y profesional. No es fácil transitar una separación pero me siento afortunado porque me gusta tomarme estos momentos para mí. Abrazo mis sentimientos y las emociones que puedan aflorar. Es un proceso de sanación muy lindo. Haber venido a trabajar a la Argentina me sirvió para encontrarme conmigo, escucharme, quererme, analizarme, cuestionarme y darme prioridad. Buenos Aires es un nuevo impulso en mi vida y espero que también lo sea en lo profesional.

Nicolás Peralta

Fotos: Gentileza agencia Furgang y álbum personal de Jesús Mosquera

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